EL SEÑOR DE LOS BBANILLOS
Año 16 de la Segunda Edad en Tierra Media – 4º episodio
Tras unos días navegando de forma relativamente tranquila a través del Gran Río, no sin algún que otro sustillo en forma de rápido y tras la perdida de alguno de los bultos de la expedición, por fin llegaron a un remanso del río donde no tuvieron ningún problema en desembarcar. De ahí hasta la casa de Chuse el elfo había tan sólo tres jornadas de camino a pie y por terrenos tranquilos o al menos eso es lo que se pensaban todos, pero en Tierra Media nunca uno puede estar tranquilo y bajar la guardia. Como era tarde, decidieron descansar al borde del río y emprender la marcha al día siguiente, cosa que hicieron con la primera luz del sol. Aunque no comentaba nada Nuno seguía preocupado por la ausencia de Zuya. El maga podría ser un viejo chiflado como le llamaban los hoBBits, pero había demostrado ser un amigo fiel y cumplidor siempre por lo que temía que algo malo le hubiera pasado. Lo que no sabía es que no muy lejos de allí el mago, acompañado de tres jinetes corría raudo y veloz al encuentro de Nuno y sus compañeros de viaje, un encuentro que sería inesperado y salvador.
Ya anochecía y Orozco, que se había adelantado un poco al grupo, volvió comentando que había encontrado un lugar idóneo para pasar la noche. Ya llevaban bastantes jornadas de viaje y el descanso cada vez se iba haciendo más necesario pues la fuerzas, sobre todo en los hoBBits, poco acostumbrados a este tipo de aventuras, iban flaqueando. Así que se establecieron los habituales turnos de vigilancia y después de una rápida cena, insuficiente para el insaciable apetito sobre todo de Courel y Maga, se echaron a descansar. Algo despertó en mitad de la noche a Nuno y al abrir el ojo pudo ver una espada que le apuntaba directamente al cuello.
"Despierta y ponte al lado de tus compañeros", le dijo un corpulento hombre empujándolo en dirección a donde estaba el resto del grupo.
"Son canadienses", se oyó decir a Campas. Y a ninguno de los hoBBits le gustó la cara que pusieron los elfos y los enanos.
Monty les explicó que son un pueblo procedente del nordeste conocidos por los saqueos y pillajes por toda Tierra Media. No suelen tomar prisioneros y los pocos que toman los llevan como esclavos a trabajar a las minas de carbón de su territorio. Y por supuesto los más débiles no les sirven, por lo que son eliminados.
"Pero, ¿cómo nos han sorprendido?", pregunto Courel.
"Son especialistas en acercarse si ser detectados y nos cogieron por sorpresa", comentó Pardo el enano, que era uno de los que estaban haciendo guardia en ese momento.
Los canadienses les habían quitado las armas y estaban bebiendo y comiendo las provisiones que todavía les quedaban al grupo. Después de varios saqueos volvían a su territorio cuando se encontraron el rastro de una expedición. Era una buena oportunidad de llevarse esclavos para trabajar. No es que fuera la panacea, pero por los dos enanos podrían obtener un gran precio, al igual que por los dos elfos. Los cuatro medianos, bueno quedarían como pasto para los buitres.
"Tengo un plan", comentó de repente Campas, mientras los canadienses seguían en el desarrollo de su fiesta. Y se puso a gritar. "Cuentan por ahí que en grupo sois temibles como la hienas, pero en solitario huís de miedo, como las hienas."
El silencio se hizo en el campamento. De repente el jefe, al que todos llamaban Ed, se levantó se acercó al enano y le dijo: "Creo que quieres probar el sabor de mi espada. Es una pena perder el dinero que iba a recibir por ti, pero hoy me has pillado de buenas y te voy a dar la oportunidad de que aprendas como aplasta un canadiense a un asqueroso enano".
Un sentimiento, unos colores, una pasión: CHORIMA BASKET