Temporada 23 de BB - Europeo de Portugal - 9º partido: Francia
Nadie se podía haber imaginado lo que acababa de ocurrir. Ya se había llegado a la fase decisiva del Torneo. Se habían ido eliminando a los peores hasta y habían quedado tan sólo los 12 mejores reinos en busca de la victoria y de la fama eterna. Y para empezar a los españoles les había tocado enfrentarse a los checos. Los centroeuropeos tenían fama de grandes luchadores, en concreto Urbanek y Hana, dos de los mejores soldados de todo el continente, cuyos nombres eran sinónimo de respeto y admiración por partes iguales tanto de espectadores como de rivales. En todos los combates que se iban a empezar a vivir, la igualdad tendría que ser la nota predominante pero algo inésperado sucedió en este. Todo empezó mal cuando apenas un cuarto de hora antes del inicio Nicolás Bañales, el gran capitán, el lider espiritual de los leones, causaba baja. Un subidón de temperatura acompañado de vómitos hacía imposible su concurso en el combate. Pero esa súbita indisposición del capitán, una vez iniciado el combate, fue afectando poco a poco a todos y cada uno de los luchadores españoles que iban notando como sus fuerzas se debilitaban de forma paulatina y no podían con el empuje de los checos que con Urbanek y Hana a la cabeza, y viendo que algo no iba bien en el bando contrario, estaban empezando a aplastar a los españoles. Ya no era la derrota, que entraba dentro de lo previsto, es como se estaba produciendo. Al acabar el combate el panorama en las filas hispanas era desolador. Tan sólo unos pocos como Armida o Castejón, habían conseguido aguantar estoicamente, aunque con grandes problemas, el resto habían sucumbido ante la indisposición y los checos.
“¡Qué ha pasado! Quiero saber que demonios ha pasado”, gritó cabreado Proiencus al llegar a la tienda. “Quiero saber porque la mayor parte de mis hombres están con fiebre y vómitos”. Y es que además de los soldados, varios de los ayudantes del general había también mostraban los mismos síntomas. Tan sólo el propio general y los capitanes Flamen y Drama se habían librado.
“Curiosamente los tres que os habéis librado habéis comido hoy fuera”, comentó Litur mientras aguantaba como podía un horrible dolor en la zona abdominal. “No entiendo mucho de medicina pero a mi esto me huele a un problema en la comida. ¿No opináis eso capitán?”, comentó dirigiéndose a Drama.
“Vengo justamente de ver los restos de la comida. Aparentemente está todo en buen estado. No detecto ni olores ni sabores de ningún alimento que pudiese indicarnos el origen del problema. Salvo..., no se. No, no, es muy descabellado”, comentó Drama. Hijo de familia de buena posición económica tenía el rango de capitán gracias a sus méritos en combate y a ciertos favores que algunos nobles cercanos al rey le debían a su familia. Sus últimos grandes éxitos en el campo de batalla hacía que se disparasen los rumores que apuntaban a que en breve sería ascendido a general, e incluso, que podría llegar a encargarse directamente de la guardia personal del rey. Sin embargo, lejos de lo que podría aparentar, era un hombre sin ansias de poder. Todo lo que había alcanzado se lo había ganado con justicia previamente. Aparte de soldado tenía estudios de medicina que reservaba para ayudar algún compañero de universidad que ejercía de doctor en la villa lo que le hacía todavía más querido por la población. Cuando a Proiencus le ofrecieron la posibilidad de incorporarlo a la expedición ni lo dudó. Lo conocía bien tanto como soldado como médico y era el hombre perfecto.
“¿A qué te refieres?”, preguntó el general.
“Se me ocurre que a lo mejor no es un problema de mal estado de la comida.”
“¿Qué insinúas? ¿Qué no ha sido un accidente? ¿Qué alguien envenenó la comida?”
“Es una posibilidad general, pero habréis de reconocer que tras lo del italiano no es nada descabellado pensar en ese tipo de cosas.”, contesto Drama.
Un sentimiento, unos colores, una pasión: CHORIMA BASKET