Imaginemos que monto un negocio de lo que sea, contrato diez o doce empleados y yo estoy al cargo.
El negocio crece, llego a los cien empleados y varias tiendas.
¿A quién pongo de encargado en cada tienda? ¿Se hacen unas elecciones y que los elija la mayoría?
No, pongo a los que más confianza me den, porque son los que se encargarán de cuidar de que todo vaya bien. No pongo al más simpático, o al que tenga la lengua más larga. Pondré a aquél que yo piense que tiene la aptitudes adecuadas (por ejemplo al que sabe inglés para hacer los pedidos), y por supuesto no pondré a ese que una vez pillé metiendo mano en la caja.
No creo que sea tan difícil de entender.
Vaya por delante que como dice Airñess, el jefe elige a quien debe contratar, y está muy bien.
Pero el jefe no está eligiendo entre sus empleados, está eligiendo entre sus clientes al que quiere contratar.
En ese caso, tiene la opción de elegir de entre los que cumplen los requisitos mínimos para el puesto al que hace que los clientes se sigan más a gusto y sigan entrando a su bar, o al gracioso del bar que siempre se cuela y nadie del bar soporta, con lo que poco a poco los clientes del bar iran marchándose a otro bar.