Cuando mencioné que lo había formado a último minuto, no me refería a que monté a ciegas, sino que muchas opciones se me escurrieron desde el momento en que decidí que el ascenso era inevitable (luego de la primera final de PlayOff), hasta hace un par de semanas. En apenas un mes, el mercado enloqueció. Los precios se inflaron más allá de toda sensatez y las pugnas por adueñarse de un jugador rozaron lo inimaginable. Arropado en esa nueva coyuntura, debí aprender a ser paciente. Invertir por un jugador que no durará en el plantel más de una temporada no tenía pies ni cabeza. Por lo tanto, llegué al debut sin alineación completa.
Me costó un desvelo y muchas ofertas descabelladas completar este plantel, pero lo armé lo mejor posible para ofrecerte a la división una competencia necesaria.