A mi lo que más me maravilla es que un antro como el Señor Lobo y sus leyendas rompeanos con botellas de cerveza siga existiendo. La de 3 whiskazos de garrafón por 500 pesetas que nos habíamos zumbado algunos allí (era la época en que con 2.000 pesetas salias de farra, te hinchabas a beber y aún te sobraba algo de pasta al volver a casa!).