No sabes cómo se sufrió desde mi palco frente al computador, colega.
Comencé a ilusionarme a fines del primer cuarto. Manteníamos una ventaja de siete puntos, que disminuyó a cinco, pero que tendía más a ampliarse que a reducirse. Entonces, los interiores estadounidenses le cambiaron el rostro a su equipo. El 'Pescadito' hizo de las suyas, exhibiendo una eficiencia perfecta (100%), doblegando a un Farrés por entonces irreconocible.
Cuando pensé que el entusiasmo haría su parte, Estados Unidos se plantó bien en el rectángulo y frenó el ímpetu de Sonco. Antón destacaba por encima del escolta rival, que durante gran parte del compromiso no fue el titular, ya que éste había tenido que ceder su posición debido a las faltas acumuladas. Pedrito contó las faltas del base estadounidense, que también se perdió gran parte del primer y segundo cuarto. Aún así, la labor de Portocarrero en marca y anotación fue sustancial.
Farrés y Machuca comenzaron a brillar en los minutos finales del partido. En el último cuarto, cuando las cosas parecían cuesta arriba, Perú se valió de una fuerza de voluntad que superaba las energías restantes en la humanidad de nuestros muchachos. Todo parecía perdido .... paradójico pues en el minuto final nuestro combinado alcanzaba una ventaja relativa, que no se pudo consolidar debido a un rebote defensivo .... es ahí cuando Estados Unidos se ubica al frente del marcador, aprovecha un error peruano y aumenta la cuenta a favor. Aparentemente el partido estaba definido, pero llega la falta cuando ya no quedaba más tiempo. Y Antón anotó los dos tiros libres y nos condujo al alargue.
¡Y qué tiempo extra! Ahí salió a relucir esa 'garra' que por tanto tiempo caracterizó a las selecciones peruanas en momentos adversos. Cuando todo se da por perdido, Perú reacciona de forma insospechada y resuelve con una inusitada frialdad que solo se puede admirar en esas realidad oníricas que habitan las mentes idealistas. ¡Cómo Antón sentencia el empate del primer OT cuando faltaban escasos segundos! Increíble ... cuestioné mis sentidos ...
Voy a describir mi postura en ese momento: Perú se acercaba en el marcador, Estados Unidos roba y estira la diferencia a cuatro. Falta a favor de Perú, el encargado de lanzar anota sólo uno. Con tres arriba, los americanos vuelven a anotar en zona. Es precisamente cuando Estados Unidos iba por cinco arriba que perdí la noción. Ya me sentía derrotado, fracasado. Frente a mis ojos podía entrever manchas ... y de pronto veo ese circulito resplandeciente que en lugar de transformarse en "X" toma la forma de "O" ... Perú volvía al partido. ¡Antón marca el triple! Y al segundo OT.
Ese segundo OT electrizante. Ya no podía soportar más. Quería un gato en la cancha para que devorara a Salmón (ese pívot me tenía furibundo) ... pero Farrés cortó la racha del interior americano. Y así se fue trazando el sendero triunfal. Triples de Rueda y Portocarrero, que tornaron ese gris horizonte peruano en una balsámica expresión de la aurora.
Se ganó con coraje. Con una voluntad inusual pero loable. La actitud determinó nuestro triunfo, una victoria aplastante tomando en consideración la disparidad de nivel que existe entre nuestro combinado y el elenco norteamericano.
Hoy a gritar con más fuerza que nunca: ¡Arriba, Perú!