Me cuadró que eran las dos de la mañana (hora canaria), andaba aburrido y, como buen oportunista que soy, vi ese pedazo de pepino a un precio ridículo y pasó lo que pasó. Ayudó bastante la hora, porque un exterior de sus características en prime time puede irse perfectamente al doble de lo que me ha costado éste.
Ahora, lo suyo sería completar la jugada especulativa y venderlo intentando sacarme un buen pellizco. Pero eso es lo que pensaba anoche; hoy, lo que me apetece es quedármelo (las finanzas me dan para mantenerlo una buena temporada) y dar un poco de guerra en el grupo (con evitar el descenso como único objetivo deportivo, claro está). Nunca había tenido un crack como éste y me hace ilusión quedármelo, aunque sólo sea una temporada, por ver que se siente...
Vamos, que, entre el aburrimiento y que la noche me confunde (como al Dinio), ya ves...