No siempre se consigue ganar. Nos faltó más espíritu que talento; mi equipo tuvo las armas, pero le faltó lucidez. Nuevamente vamos a pique, aunque las esperanzas se resurgir nunca fueron más perspicuas. Tres derrotas al hilo que laceran el ánimo, pero son insuficientes para destronar la ilusión.
Esta abrumadora derrota pone del relieve ciertas intermitencias en el sistema ofensivo de mi elenco. Aun quedan posturas que afinar.