Hoy, en el amistoso, había programado una alineación para dar minutos a los jugadores interiores, con vistas a un entrenamiento de mejora del rebote para afrontar mejor el PO de ascenso que comienza el sábado. Y me encuentro con la desagradable sorpresa de que el programa ha hecho jugar a un pivot que ni siquiera tenía previsto, ni como suplente ni como reserva, quitándole minutos al que había alineado tanto como titular como suplente para que completara los 48 minutos.
Y esta no es la primera ni la segunda vez que algo así me ocurre.
He repasado las alineaciones del partido y, efectivamente, ese jugador que, finalmente, ha alineado el programa caprichosamente, no estaba en la alineación prevista, ni entre los suplentes ni entre los reservas, porque, además, estaba y sigue en venta.