En una liga tan ajetreada y ambiciosa como la nuestra, es difícil habituarse a los laureles. No obstante, Sporting Olimpia y Vincitori acapararon por segunda temporada consecutiva las medallas y se afincan en el podio, seguidos acaso por un obstinado Katari, que reclamó a última hora el oro del MVP (aunque el jugador responsable de tan encumbrado mérito cambió de patria y de lealtad en un cambalache irrepetible que apenas demandó $ 1,000).
Enhorabuena por el campeón, que agigantó su título y palmarés con la obtención nada desdeñable de la Copa Perú, trofeo que se hace asiduo a su vitrina. El subcampeón lo fue en ambas contiendas, y aunque lo merecería, Vincitori deberá contentarse con sintonizar la B3 desde la butaca. Para los más minuciosos, las últimas adquisiciones de los líderes no fueron primicia ni providencia. La Dama se adjudicó un pívot en reemplazo de un veterano que ya frisa la caída de habilidades. Entretanto, el Rey Midas reclutó a un base que compense la plaza mermada tras la venta reciente de su seleccionado montenegrino.
Sin embargo, la BBBest delató un menor tráfago del usual. En la Conferencia Oeste The Kills no desmaya y aún persiste en negocios y trueques interminables. Aún falta presenciar la cacería de los recién ascendidos, aunque Centuriones amenaza desde hace una semana, luego de apropiarse de un seleccionado nacional con proyección mítica y enrolar a dos exteriores de perfil sobrecogedor.
El calendario se armó para bien o para mal. Desde ya algunos vemos con pesadumbre esa primera fecha que nos niega la opción a una taquilla que adelgace las deudas legadas de la pre-temporada. Y lo que es aún peor, a esta hora la incertidumbre se ciñe sobre los salarios, todavía no actualizados.
Un poco tarde para despedir la temporada 28. Pero las corazonadas favorables perduran.