Hace siglo y medio, Bécquer nos dejó obras maestras de la literatura. Hoy, reencarnado en lo que todos nos querríamos reencarnar (un grullo, grullista o grullero), nos ha vuelto a deleitar con pura poesía:
0-25 en tiros,
-112 con él en pista
y, ¡vaya artista!,
3 balones perdidos.