Todos los juegos que acaban anquilosados lo hacen por el conformismo de sus gamemasters, que suelen vivir de rentas e incorporando algunas cosillas, a lo largo de las temporadas, que nadie pide (ni falta que hacen) pero con las que pretenden justificar su utilidad en el juego. Y este juego no iba a ser diferente, a pesar de que tiene muchas más cosas buenas que malas. Pero es que las malas son de traca. El apartado de las tácticas, por ejemplo, parece intocable, a pesar de que más de la mitad no valen para nada o no tienen acreditada su eficacia o funcionalidad.
Y el foro languidece precisamente porque cualquiera que se atreva a salir aquí a sugerir cambios es tratado como un hereje.
Yo mismo he intervenido en una beta de un nuevo juego, durante dos años en los que se pedían sugerencias que incorporar al programa. Finalmente se ha puesto en marcha la versión definitiva, que es un truño y que apenas recoge un cinco o diez por ciento, siendo muy optimista, de las muchas y buenas sugerencias aportadas por los beta testers. La consecuencia es muy clara: el número de usuarios no ha crecido y el juego aburre a las ovejas porque, además, los programadores ni siquiera se han molestado en intentar reducir la aleatoriedad más allá de la propia de una partida de parchís.